AMAXOFOBIA: ¿AUMENTAN LAS POSIBILIDADES DE EXPERIMENTARLA DESPUÉS DE UN ACCIDENTE DE TRÁFICO?

Especializados en la investigación y reconstrucción de accidentes de tráfico

AMAXOFOBIA: ¿AUMENTAN LAS POSIBILIDADES DE EXPERIMENTARLA DESPUÉS DE UN ACCIDENTE DE TRÁFICO?

AMAXOFOBIA: ¿AUMENTAN LAS POSIBILIDADES DE EXPERIMENTARLA DESPUÉS DE UN ACCIDENTE DE TRÁFICO?

Colaboración especial de Frena Tu Miedo

Algunos datos a modo de introducción 

Si nos preguntaran cuántas horas conducimos al año quizá nos sorprenderíamos… ¡siempre y cuando seamos capaces de hacerlo! Hay un 33% de la población incapaz de conducir y viviendo esta actividad con un miedo intenso, desproporcionado y que en muchos casos les paraliza. De este 33% de la población, un 64% son mujeres (Instituto MAPFRE, 2005).

¿Cómo influyen los accidentes de tráfico en el miedo a conducir?

Cada vez las consecuencias emocionales toman un mayor peso en el análisis de los accidentes y las repercusiones de estos en el sistema emocional y de creencias de las personas. No es raro que, tras la vivencia de un accidente, sean recurrentes los pensamientos negativos como “Voy a tener un accidente otra vez” o “No soy capaz”,  cuando la persona intenta reanudar la conducción de nuevo o vuelve a montarse en un coche. Unido a un componente ansioso, este escenario provoca en las personas un alto contenido de anticipaciones intentando adivinar lo que va a suceder, alimentando la sintomatología ansiosa de la persona. Más allá de esto, es común encontrarnos la aparición del trastorno de estrés postraumático (TEPT), cuyo desarrollo dependerá de diversos factores entre los que se encuentra la vulnerabilidad de la persona, los acontecimientos previos y la percepción del hecho traumático. El TEPT puede aparecer cuando la persona ha sufrido o ha sido testigo de algún tipo de acontecimiento que supone una alta amenaza para ella. Por tanto, puede desarrollar TEPT una persona que ha vivido un accidente pero también un familiar que haya sido informado de esto, a pesar de no haberlo presenciado. Por ello, en ocasiones llegan a consulta familiares con amaxofobia y sintomatología de TEPT que han perdido familiares o que han vivido con familiares o conocidos con graves repercusiones tras un accidente.

 

¿Cómo afecta el TEPT en la vida de las personas que lo sufren?

Desde nuestra experiencia clínica, podemos observar que la vivencia de un accidente de tráfico y el posterior desarrollo de la amaxofobia suponen un antes y un después en la vida de la persona. El miedo incide en la vida de nuestros pacientes en el ámbito personal, mermando la autoestima de la persona, disminuyendo su capacidad de autonomía y alimentando sus creencias negativas. La interferencia que genera la amaxofobia en la vida de estas personas tiene que ver también con aspectos laborales como pérdida de puestos de trabajo, tiempo de desplazamiento excesivamente prolongado, o dificultades para conciliar el horario laboral con el familiar. En el ámbito más social, se produce una pérdida de apoyo social o familiar, discusiones, así como una presión por parte del entorno.

El miedo tiene un importante componente adaptativo cuando se desencadena derivado de peligros reales. No obstante, si esto sucede cuando la amenaza no es real, provocando en nosotros una respuesta desmesurada, estaríamos hablando de un miedo desadaptativo; y a este tipo de reacciones se le denomina fobia (Capafons, 2001).

 

¿En qué consiste la amaxofobia?

Hasta el momento hemos hablado del TEPT por ser lo más conocido, pero en el artículo de hoy queremos exponer la existencia de la amaxofobia, una fobia muy desconocida. Bados (2017) defiende que la amaxofobia se caracteriza por una inquietud permanente y descontrolada a situaciones de tráfico, experimentada antes y durante la conducción, con la consiguiente evitación de conducir.

 

Para matizar, la fobia resulta ser situacional, pues está inducida por una situación específica como puede ser montar en coche o conducir (Bados, 2017), junto con la fobia a los aviones, a los lugares muy concurridos, a las alturas y a los puentes (Capafons, 2001).

 

Estas personas pueden tener miedo a tener un accidente, ya sea provocado por ellos mismos o por otros; a resultar heridas en el mismo; a quedar atrapadas en un atasco; a ser objeto del enfado o las críticas de otros conductores; así como a sufrir un ataque de pánico o un infarto y a desmayarse durante la conducción (Antony, Craske y Barlow, 1997).

 

Bados (2017) sitúa entre las variables que afectan al miedo: conducir por ciudad o carretera, conducir por autopista o carretera, determinadas características de la carretera (curvas, amplitud, pendiente…), condiciones atmosféricas, densidad del tráfico, ser de día o de noche, distancia a recorrer, tener o no compañía en el coche, adelantar, velocidad, incorporaciones, cambiar de carril así como aparcar o desaparcar, entre otras.

¿Cuándo y por qué puede aparecer la amaxofobia?

De manera sintética, la amaxofobia puede desarrollarse desde el periodo de aprendizaje e inicio de la conducción, como consecuencia de un accidente de tráfico o a partir de haber sufrido un ataque de pánico. En cuanto al desarrollo y mantenimiento de la amaxofobia, inicialmente los estudios afirmaban que el desarrollo de la amaxofobia se estableció como consecuencia de haber sufrido, o haber estado cerca de un accidente de tráfico (Taylor 2008, citado por Fischer et al., 2020). Actualmente se sabe que sufrir un accidente de tráfico no es condición necesaria ni suficiente para desarrollar amaxofobia.  Fischer et al. (2020) afirmaron que el desarrollo de dicha fobia podría estar relacionado con la presencia de ataques de pánico (independientemente de si se producen durante la conducción o al margen de la misma) o puede ser un síntoma de agorafobia y fobia social.

 

Asi, podríamos denominar amaxofobia primaria a aquella en las que el miedo no tiene un inicio claro, se desconoce el origen de esta y es difícil limitar el inicio; mientras que, por otro lado, hablamos de amaxofobia secundaria cuando este miedo es provocado a raíz de la vivencia de un accidente de tráfico o un evento traumático o altamente estresante en un vehículo. Se observa en la práctica clínica que vivencias altamente estresantes como momentos desagradables en la infancia (vómitos, mareos o discusiones entre los familiares), también influyen en el rechazo a la conducción.

 

¿Qué consecuencias puede tener la amaxofobia y cómo combatirla? 

A su vez, conducir con altos niveles de ansiedad incrementa la probabilidad de provocar un accidente, derivado de la falta de seguridad en nosotros mismos y de la interferencia de esto en el control que tenemos en el vehículo. Por este motivo, el tratamiento de la amaxofobia también lo definimos con un carácter de prevención de accidentes.

 

Es por ello que desde Frenatumiedo se aboga por la importancia de los primeros auxilios psicológicos, los cuales pueden amortiguar el desarrollo de distintas psicopatologías en la persona. Y no tanto de la o las personas implicadas en el accidente, sino también del círculo social que rodea a la persona, de manera que se teja una red de apoyo sano que fomente la expresión emocional y se reduzca la presión ejercida sobre estas personas, con el objetivo de alejarnos de los juicios de valor y fomentar la comprensión.

 

En nuestro centro, Frena tu miedo, tratamos el tema de la amaxofobia desde un abordaje cognitivo conductual, con el objetivo de conseguir un estado de bienestar óptimo para la persona. Realizamos terapia individual y grupal, en modalidad tanto online como presencial y con una colaboración con profesionales formados en el ámbito del automovilismo. Como se ha mencionado anteriormente, el tratamiento de esta fobia también es una labor preventiva de accidentes, lo que reduce la probabilidad de producir amaxofobias secundarias en otras personas.  Alrededor de la fobia a conducir, están otras muchas cuestiones como la cancelación de planes por no poder asistir conduciendo, discusiones con otros miembros de la casa o comentarios por parte de familiares que limitan e interfieren en nuestra vida cotidiana.

Sonia Rojas (psicóloga de Frenatumiedo)

 

Referencias

Antony, M.A., Craske, M. G. y Barlow, D.H. (1997), Driving Phobias. En Mastering Your Fears and Phobias, Workbook (pp.135-148), Oxford, GB: OUP.

 

Bados López, A. (2017). Fobias específicas: Naturaleza, evaluación y tratamiento.

 

Capafons, J. I. (2001). Tratamientos psicológicos eficaces para las fobias específicas. Psicothema, 447-452.

 

Fischer, C., Helder, J., Schöder, A., y Taylor, J. (2020). “Help! I’m Afraid of Driving!” Review of Driving Fear and its Treatment. Cognitive Therapy and Research, 44, 420-444. https://doi.org/10.1007/s10608-019-10054-7.

 

Instituto MAPFRE (2005). Amaxofobia. Miedo a conducir. Disponible en: https://app.mapfre.com/ccm/content/documentos/fundacion/seg-vial/investigacion/ESTUDIO_AMAXOFOBIA.pdf 

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