Colisiones frontales

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Colisiones frontales

Colisiones frontales

¿Qué entendemos por una colisión frontal?

Es el tipo de colisión que se produce cuando dos vehículos en movimiento impactan en su zona delantera. En función de cuál sea el punto de colisión entre ambos, podemos encontrar 3 supuestos:

  • los ejes longitudinales de los vehículos coinciden, el ángulo que forman los ejes longitudinales de los vehículos cuando topan es 0º: hablamos en esos casos de colisión frontal centrada o alineada
  • la zona delantera de estos vehículos impacta en su zona anterior de forma parcial y los ejes longitudinales de colisión son paralelos pero no coincidentes: se trata de una colisión excéntrica o desalineada derecha o izquierda
  • el ángulo que forman los ejes longitudinales de los vehículos es inferior a 90º: se trata de una colisión frontal angular

 

Cifras y causas de las colisiones frontales en España

Después de las salidas de vía, las colisiones frontales son el siniestro vial más común en España. Así, en 2019 un 23% de siniestros viales ocurridos en España fueron por colisión frontal, mientras que el año anterior sumaron un 27% (en vías convencionales) y un 28,13% en 2017; según datos de la DGT.

La DGT afirma también (datos de 2017) que siete de cada diez siniestros viales por colisión frontal se debieron a la invasión del carril de sentido contrario por parte de uno de los conductores, mientras que en uno de cada diez accidentes intervino un adelantamiento antirreglamentario. Los factores concurrentes más importantes fueron el alcohol y/o drogas ilegales (42% de los casos), la distracción (36%), el cansancio o sueño (22%) y la velocidad inadecuada (19%).

 

¿Por qué suelen encargarse informes de reconstrucción en accidentes por colisión frontal?

Este tipo de accidentes acostumbran a producir lesiones físicas y daños materiales graves, por lo que entran en juego indemnizaciones monetarias cuantiosas y responsabilidades penales. En consecuencia, las compañías aseguradoras siguen de cerca estos siniestros, para esclarecer al máximo el nexo causal, la concurrencia de culpas de los vehículos implicados, las posibilidades de evitabilidad del accidente…

 

¿Qué analiza un perito reconstructor de accidentes de tráfico en una colisión frontal?

A la hora de describir los aspectos que tenemos en cuenta en una colisión frontal no vamos a detenernos en este artículo en todos los elementos de análisis y estudio necesarios y comunes en todo proceso de reconstrucción de un siniestro vial. Vamos a hacer hincapié y a describir los elementos específicos de las colisiones frontales, que son el tema que nos ocupa, si bien no hemos de perder de vista que en el proceso global de reconstrucción del accidente tendríamos en cuenta más datos y aspectos que aquí, por motivos de extensión y profundidad, no vamos a mencionar.

Una de las cuestiones fundamentales para reconstruir este tipo de accidentes es determinar quién invade el carril contrario, porque hay veces en las que esto no es obvio.  Para esclarecerlo, nos basaremos, en primer lugar, en las huellas y vestigios que pueden quedar en la vía después de la colisión, para fijarnos a continuación en la posición final de los vehículos implicados y, después, determinar las velocidades.

 

Huellas y vestigios

  • las huellas de frenada o de derrape pueden darnos indicios en este sentido. Por ejemplo, si vemos huellas de frenada que empiezan en el carril izquierdo y continúan y se detienen en el carril derecho, está claro que fue el coche del carril izquierdo el que invadió el carril contrario.
  • los surcos o arañazos en la calzada producidos por los bajos de los vehículos en el instante de máximo solapamiento durante la colisión también nos ayudarán a determinar el punto donde se produjo el impacto.
  • los restos de líquido y/o de infraestructura de los vehículos en la vía también pueden darnos pistas. Así, si veo un estallido de aceite en el carril derecho o un resto de aceite desde el carril derecho hasta la posición final, puedo determinar más fácilmente el punto de colisión.

 

Posición final de los vehículos implicados y trayectoria post colisión

Otro de los datos que puede ayudarnos para esclarecer quién invadió el carril contrario es conocer la posición final de los vehículos implicados en la colisión y definir las trayectorias post colisión de los mismos. Por ejemplo, si estamos reconstruyendo una colisión frontal excéntrica, sabemos que en este tipo de colisiones la dirección de la fuerza principal de impacto no pasa por el centro de gravedad de los vehículos, sino que induce un giro de los mismos sobre su eje vertical que provoca un desplazamiento. Este análisis, asociado a un estudio de los daños de los vehículos, puede esclarecer pistas sobre el punto donde se produjo el impacto entre ambos.

 

Velocidad de los vehículos en el momento del impacto y velocidad previa de circulación

Una vez sabemos cuál es el punto de colisión, deberemos determinar la velocidad de los vehículos en el momento del impacto, así como también la velocidad previa de circulación en el caso de existir maniobras evasivas de frenada. La velocidad de los vehículos en el momento del impacto se puede calcular:

  • haciendo un balance de energías mediante el principio de conservación de la energía (la energía no se crea ni se destruye; sólo se transforma de unas formas en otras.)
  • por otros principios físicos como el principio de conservación de la cantidad de movimiento (la cantidad de movimiento es el producto de la masa por la velocidad)
  • mediante el teorema del delta v, que nos permite calcular la variación de la velocidad experimentada por cada uno de los vehículos a raíz de la colisión, en función de la energía de deformación de cada uno de ellos, de sus masas y del coeficiente de restitución de los materiales.
  • Además, si uno de los vehículos implicados es un camión o un vehículo articulado, también se puede hacer un análisis del registro del sistema tacográfico.

 

Análisis de los daños y deformaciones apreciados en los vehículos implicados

El vehículo juega un papel doble en la reconstrucción de accidentes de tráfico. Por un lado, como determinante de la energía cinética, fuerzas y aceleraciones que se ponen en juego en todo tipo de colisiones y, por otro, por ser el continente de los cuerpos que sufren el impacto en el momento de la colisión. En el caso de una reconstrucción por colisión frontal, es importante medir las deformaciones de los vehículos implicados si es posible, para lo cual existen diferentes aproximaciones teóricas, destacando entre las más conocidas el método de Kenneth L. Campbell y el de Raymond McHenry.

El método de Campbell sobre el comportamiento de los vehículos en las colisiones establece un modelo numérico que relaciona la profundidad de deformación con la velocidad de impacto; mientras que el método de McHenry, (desarrollado a partir de los trabajos de Campbell), nos permite calcular la velocidad de colisión de un vehículo a partir de sus deformaciones, relacionando la fuerza desarrollada durante el impacto y la deformación.

Además de las deformaciones que podamos observar en los vehículos, hay otros elementos de los mismos que pueden dar información valiosa al perito reconstructor, como, por ejemplo:

  • el estado de los neumáticos: unos neumáticos en mal estado pueden ser una de las causas desencadenantes de la invasión del carril contrario
  • el cuadro de instrumentos: si, por ejemplo, la aguja ha quedado clavada en un valor de revoluciones, conociendo la velocidad, sabiendo qué marcha estaba engranada y con los datos de la caja de cambios del fabricante del vehículo, podemos analizar la compatibilidad entre r.p.m, y velocidad.
  • analizar los elementos del sistema de retención de los ocupantes de los vehículos para saber si estaban en uso en el instante de la colisión: esto lo haremos inspeccionando los elementos de dichos sistemas (pretensor, limitador de carga, banda del cinturón, hebilla, reenvío…) y considerando las lesiones de los conductores y del resto de ocupantes de los vehículos.

 

Análisis de los conductores y del resto de ocupantes implicados en la colisión frontal

En el caso de que los ocupantes de los vehículos que hubiesen colisionado no hiciesen uso del cinturón de seguridad, estos seguirían su trayectoria hasta impactar contra algún obstáculo que frenase su desplazamiento o incluso podrían llegar a salir proyectados hacia el exterior del vehículo (especialmente si fuesen menores).

 

Si, por otro lado, los ocupantes sí hubiesen utilizado los cinturones de seguridad pero no lo hubiesen hecho correctamente, las lesiones serían muy diferentes en función de si hubiesen salido proyectados hacia arriba o hacia abajo. En el caso de que hubiesen salido proyectados hacia arriba, la cabeza podría impactar con el parabrisas, el marco de alrededor, el pilar delantero, el volante y/o el espejo retrovisor. En tanto que la columna vertebral absorbe la energía en este tipo de impactos, dependiendo de la posición del cuello, se podrían producir lesiones cervicales de diverso tipo, que condicionarían lesiones inestables de columna o lesiones medulares altas. Si, por el contrario, el conductor hubiese salido proyectado hacia abajo por una retención ineficaz de la cadera a pesar de llevar el cinturón, las lesiones más frecuentes serían: traumatismo en rodillas, traumatismo en caderas, luxación posterior, hemorragias, lesiones intestinales o de la zona dorsolumbar…

 

Finalmente, hay que subrayar también cómo, a pesar de llevar correctamente colocado el cinturón de seguridad, en el caso de impactos muy severos donde llega a colapsar la estructura del vehículo, el habitáculo de seguridad se reduce y algunos elementos del vehículo (salpicadero, volante, montantes… ) se pueden desplazar hacia atrás, impactando con los ocupantes y lesionándolos.

 

Relación entre la masa de los vehículos y los resultados de una colisión

Desde un punto de vista físico, en una colisión entre dos vehículos con diferente masa y circulando a diferentes velocidades, las solicitaciones a las que se verán sometidos los ocupantes de ambos vehículos guardarán una relación directa con el delta V (Δv) experimentado, que será por lo general mayor para el vehículo de menor masa; o, en caso de igualdad de masas, será mayor para el vehículo que circula a menor velocidad, en tanto que será el vehículo con menor energía en el momento de la colisión.

 

Así, en una colisión frontal, el vehículo con menos energía será arrastrado en sentido contrario al que circulaba, experimentando un cambio de velocidad (Δv) que será la diferencia entre la velocidad de impacto y la velocidad posterior al choque. Si bien es cierto que, a mayor masa del vehículo tenemos menos posibilidades de gravedad de lesiones en una colisión frontal; también lo es que, en una colisión frontal entre dos vehículos de masa elevada se producirán mayores daños y lesiones que en una colisión entre dos vehículos de menor masa. Para que lo entendamos: tendrá mayor gravedad un topetazo frontal entre dos camiones de 25 toneladas cada uno que una colisión frontal entre dos turismos.

 

Otros aspectos interesantes a tener en cuenta en la reconstrucción del siniestro 

Además de todo lo mencionado hasta aquí, es interesante siempre estudiar las maniobras evasivas previas al instante de colisión, ya que existe la posibilidad de que, en el momento del impacto el vehículo que circula en sentido contrario no sea el que lo hacía inicialmente. Para poneros un ejemplo esclarecedor, vamos a mencionar uno de los accidentes que reconstruimos hace poco: un vehículo A en carretera ve delante de él a un vehículo B circulando en sentido contrario, para evitar la colisión, A invade el sentido contrario, justo cuando B se da cuenta de su despiste y se incorpora al carril de sentido correcto, colisionando los 2 vehículos en este segundo carril, y siendo A el que circula en sentido contrario en el instante de la colisión. Podemos encontrar que en el atestado la fuerza instructora establezca el punto de colisión correctamente y afirme, porque así era, que A circulaba en sentido contrario, pero si podemos demostrar que era B quien inicialmente lo hacía, la atribución de culpas varía considerablemente.

 

¿Qué podemos hacer para evitar una colisión frontal?

Es evidente que no podemos prever que otro vehículo invada nuestro carril en sentido contrario, pero sí podemos reducir el riesgo de lesiones en función de la velocidad a la que circulamos, del estado de los neumáticos, del estado del resto de elementos del vehículo (realizando las pertinentes revisiones y mantenimiento). Del mismo modo, podemos minimizar los errores humanos con una conducción responsable: evitando el consumo previo de alcohol o drogas antes de subir al coche, evitando distracciones con el teléfono móvil, evitando adelantamientos en zonas de escasa visibilidad…

Ainhoa M. Muguruza

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