En la reconstrucción de siniestros viales, el uso de software especializado se ha convertido en una práctica habitual. Herramientas como Analyzer Pro, PC Crash o Virtual Crash permiten modelar escenarios, simular trayectorias y calcular magnitudes físicas con rapidez y precisión. Sin embargo, apoyarse exclusivamente en estas herramientas sin un conocimiento profundo de los principios físicos y matemáticos que rigen la reconstrucción es un error metodológico y, en última instancia, pericial.
El perito reconstructor no es un operador de software. Es un técnico cualificado, normalmente con formación en ingeniería, que debe interpretar, analizar y validar cada dato introducido y cada resultado obtenido. Su competencia no se mide únicamente por su dominio del programa, sino por su capacidad para comprender los fenómenos físicos que intervienen en la dinámica del accidente.
El papel del ingeniero en la reconstrucción
La formación en ingeniería aporta al perito un marco conceptual riguroso para abordar el análisis del accidente. Desde la cinemática y la dinámica de cuerpos rígidos hasta los fundamentos de la resistencia de materiales y la interacción neumático-superficie, el ingeniero dispone de los recursos necesarios para aplicar la física con criterio. Esta base es imprescindible para evaluar la viabilidad de una hipótesis, seleccionar los modelos adecuados y comprender las limitaciones inherentes a cada cálculo.
Comprender las fórmulas, no solo aplicarlas
El uso de fórmulas en reconstrucción —como la distancia de detención, las ecuaciones de conservación del momento o las relaciones entre velocidad y deformación— exige algo más que saber insertarlas en un software. Es necesario entender su origen, las hipótesis que las sustentan y su dominio de validez. Por ejemplo, aplicar la fórmula de la distancia de frenado sin considerar la pendiente de la vía, el estado del firme o la existencia de intervención del ABS, introduce un error que puede comprometer toda la conclusión pericial.
El conocimiento físico permite al perito determinar si una solución calculada es coherente con las leyes del movimiento, o si el software ha generado un escenario que, aunque gráficamente plausible, desafía principios como la conservación de la energía o las limitaciones de adherencia.
El razonamiento matemático como garantía de rigor
La reconstrucción requiere interpretar datos objetivos: velocidades, distancias, masas, aceleraciones, tiempos. Es habitual el uso de funciones, derivadas, interpolaciones o análisis estadísticos. El perito debe ser capaz de validar los resultados ofrecidos por el programa, identificar inconsistencias numéricas y, si es necesario, realizar cálculos independientes para confirmar hipótesis.
Cuando un software sugiere una trayectoria, una velocidad de impacto o una posición final, el profesional debe contrastar esa información con las evidencias materiales del siniestro (huellas, daños, desplazamientos, testimonios), y valorar si el resultado es físicamente viable. Esto solo es posible desde una comprensión sólida de la mecánica.
Argumentación técnica en sede judicial
Toda reconstrucción debe ser defendible. En el contexto judicial, la labor del perito no se limita a presentar gráficos o tablas. Es preciso justificar cada dato, cada fórmula y cada conclusión, utilizando argumentos objetivos basados en la física y en la lógica. Afirmar que “el software lo calcula así” no es aceptable ante un juez o un abogado técnico. La credibilidad del informe depende de la capacidad del perito para explicar con claridad y precisión qué métodos ha utilizado, por qué los ha elegido y cuáles son sus márgenes de incertidumbre.
Conclusión
La tecnología es un recurso valioso en la reconstrucción de accidentes, pero no sustituye la formación técnica del perito. Solo un profesional con conocimientos sólidos en física y matemáticas está capacitado para realizar un análisis riguroso, detectar inconsistencias y sostener sus conclusiones ante cualquier interlocutor. En Ipsum, defendemos una reconstrucción basada en datos objetivos, principios científicos y el compromiso con la excelencia técnica.